Aunque parezca que la impresión es la parte más sencilla de todo el proyecto, no hay que despistarse. Un fallo en la tipografía o un margen mal planteado tirará por tierra tus esfuerzos. Evita una situación incómoda con una revisión a tiempo.
Después de semanas de duro trabajo en un proyecto muy importante, es hora de mandarlo a imprimir. Cuando lo recibimos impreso nos echamos las manos a la cabeza: “¿Es normal que salga todo deformado?”, “Esta no es la tipografía que yo elegí”, “¿Por qué este texto sale cortado?”…
Como muchas cosas en la vida, estos “pequeños” sustos pueden evitarse siguiendo unas pautas muy sencillas:
- Revisar la ortografía Una vez terminado el diseño, revisa con cuidado los textos para que no te lleves sustos encontrando frases raras, palabras con significado distinto por no llevar una tilde o frases con otro significado por un mal uso de los signos de puntuación.
- Pon el documento a medida. Cuando comenzamos un proyecto se debe tener claro cuáles son las dimensiones a las que queremos el impreso y, por lo tanto, debemos preparar el documento con las mismas medidas.
- Siempre a 300ppp. Lo que ves en pantalla puede confundirte. Las fotografías ponlas siempre a tamaño real y a 300 pixel/pulgada, así evitarás los temidos pixelados de las imágenes con baja calidad.
- Deja 3mm de margen perimetral. No apures hasta la línea de corte. Deja un margen interior mínimo de 3mm para evitar que un pequeño desplazamiento nos haga perder parte importante del contenido de nuestro impreso.
- Con 3mm de sangre es suficiente. Si has decidido que algunas masas de color o imágenes sobrepasen la línea de corte, haz el documento 3mm más grande por cada lado. Así evitarás que a la hora de guillotinar puedan quedarte indeseables líneas bancas en los perfiles.
- Si imprimes a todo color usa CMYK. Es muy importante trabajar con un modo de color CMYK cuando queremos el diseño a todo color. Entregar el trabajo en RGB nos hace exponernos a la conversión del impresor con su propio perfil de color, con lo cual puede que los cambios de color no nos agraden.
- Prueba impresa a tamaño real. Si las dimensiones lo permiten, cuando tengas el diseño saca una impresión en papel a tamaño real. De esta forma podrás comprobar si el tamaño de los textos son los adecuados. La visualización en pantalla puede confundirnos también en este aspecto.
- Traza las fuentes. Hay que tener en cuenta que la tipografía que utilices es posible que la imprenta no la tenga. Para evitar que automáticamente el software la sustituya por una por defecto, lo recomendable es vectorizar la tipografía para que no pueda sufrir modificaciones. Así puedes hacerlo según el software de diseño que uses:
- En Freehand: Menú Texto–> Convertir en trazados.
- En Illustrator: Menú Texto–> Crear Contornos.
- En Corel Draw: Menú Organizar–> Convertir a Curvas.
- En Indesign: Menú Texto–> Crear Contornos.
- En QuarkXpress: Menú Estilo–> Texto a Cuadro.
- Revísalo al menos 3 veces. La revisión final es la más importante para verificar que se han cumplido todos los puntos anteriores. Tras revisarlo, pídele a un compañero que realice una segunda revisión. Cuatro ojos ven más que dos.
- Exporta a PDF. Al finalizar, exporta el trabajo a PDF. De esa forma te aseguras que el impresor podrá abrir el documento y que su contenido no cambiará por error.
Si el presupuesto te lo permite, deja la preparación del arte final a los profesionales. Por menos de lo que piensas te librarás de preocupaciones.